Enfoques Sociales

Planificación Familiar y Enfoque Feminista

Desde una perspectiva feminista, esta práctica no solo busca garantizar el acceso a métodos anticonceptivos, sino también reivindicar la autonomía sobre el cuerpo y las decisiones reproductivas.

  • 06/12/2024 • 15:00

Autor: Anthony Galvez Terreros

La planificación familiar permite a las personas decidir cuántos hijos desean tener, cuándo y en qué condiciones. Esto abarca desde el acceso a anticonceptivos hasta la educación sobre salud sexual y reproductiva, pasando por opciones de reproducción asistida. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se trata de un derecho humano fundamental que empodera a las personas y reduce riesgos de salud asociados con embarazos no planificados.

Sin embargo, el acceso a estos servicios sigue siendo desigual, especialmente en países de ingresos bajos y medios, donde las mujeres de comunidades rurales o marginadas enfrentan mayores obstáculos.

El feminismo y la lucha por la autonomía

El movimiento feminista ha sido un actor clave en la defensa del acceso a la planificación familiar. Desde su perspectiva, esta es una herramienta esencial para garantizar la autonomía corporal de las mujeres y reducir las desigualdades de género.

La posibilidad de decidir sobre la maternidad impacta directamente en otros aspectos de la vida, como el acceso a la educación, el trabajo remunerado y la participación en espacios políticos y sociales. No obstante, también se busca ir más allá de las necesidades de las mujeres cisgénero, reconociendo que personas no binarias y trans también requieren acceso a estos servicios.

A pesar de los avances, los desafíos son evidentes. En muchos países, especialmente en América Latina, las políticas restrictivas, la falta de educación sexual integral y los estigmas culturales limitan el acceso a la planificación familiar.

En Perú, por ejemplo, las esterilizaciones forzadas durante la década de los 90 contra mujeres indígenas representan una herida abierta en la historia de los derechos reproductivos. Este caso ilustra cómo la planificación familiar, en lugar de ser una herramienta de autonomía, puede ser utilizada como un instrumento de control.

Por otro lado, países como El Salvador y Honduras mantienen legislaciones extremadamente restrictivas sobre el aborto y acceso a anticonceptivos, mientras que los embarazos adolescentes siguen siendo una problemática alarmante debido a la falta de información y servicios.

El feminismo interseccional amplía la conversación, al reconocer cómo factores como la raza, la clase social y la discapacidad influyen en el acceso a la planificación familiar. Mujeres indígenas, afrodescendientes y personas con discapacidad suelen enfrentar mayores barreras debido a prejuicios culturales y discriminación estructural.

Asimismo, los movimientos feministas de América Latina han impulsado cambios legislativos significativos en países como Argentina y Uruguay, donde se han aprobado leyes que garantizan el acceso al aborto legal y gratuito, además de reforzar la educación sexual integral.