Enfoques Sociales

La planificación familiar en territorios en desarrollo

La planificación familiar ha sido una de las herramientas más efectivas para mejorar las condiciones de vida en los países en desarrollo.

  • 06/12/2024 • 15:00

?Autor: Anthony Galvez Terreros

Durante las últimas décadas, se ha logrado una notable reducción en las tasas de fecundidad: de seis hijos por mujer en 1950 a tres en 1998. Sin embargo, el crecimiento poblacional sigue siendo un desafío, especialmente en las regiones con menos recursos.

El informe del proyecto Population Matters de RAND (1998) subraya que, aunque los avances son innegables, todavía queda un largo camino por recorrer. Actualmente, el incremento anual de la población mundial es de aproximadamente 80 millones de personas, cifra que recae mayoritariamente en los países en desarrollo. En estos lugares, las altas tasas de fecundidad no solo dificultan el desarrollo económico, sino que también afectan negativamente la calidad de vida y aumentan los riesgos para la salud de mujeres y niños.

En África subsahariana, por ejemplo, las tasas de fecundidad siguen siendo alarmantemente altas, con países como Nigeria donde el promedio supera los 6 hijos por mujer. Incluso en regiones donde las tasas han disminuido, como América Latina y Asia Oriental, persiste el fenómeno del “momentum demográfico”. Este concepto se refiere al crecimiento inevitable de la población debido a la alta proporción de jóvenes en edad reproductiva, lo que significa que el aumento continuará durante varias décadas, incluso si la fecundidad se estabiliza.

Los programas de planificación familiar han demostrado ser efectivos para enfrentar este panorama. Según el informe, casi la mitad de la reducción global de la fecundidad entre 1965 y 1990 se atribuye a estas iniciativas. Mediante el acceso a métodos anticonceptivos, la promoción de la educación sexual y la mejora en la atención de salud reproductiva, estos programas han permitido a millones de mujeres decidir sobre el tamaño de sus familias. Sin embargo, todavía existen grandes obstáculos: más de 100 millones de mujeres en los países en desarrollo desean espaciar o limitar sus nacimientos, pero no cuentan con acceso a los recursos necesarios.

La planificación familiar no solo ayuda a controlar la población, sino que también genera beneficios en otros ámbitos. Ha reducido las tasas de mortalidad materna e infantil al evitar embarazos de alto riesgo, y ha permitido a las mujeres mejorar su nivel educativo y participar activamente en la economía. A nivel macroeconómico, los países con menores tasas de fecundidad, como los de Asia Oriental, han experimentado un crecimiento sostenido debido al llamado “dividendo demográfico”, que consiste en una mayor proporción de población activa frente a población dependiente.

El apoyo de los países donantes ha sido fundamental para el éxito de estos programas, financiando alrededor de una cuarta parte de su costo total. Sin embargo, en los últimos años, el compromiso financiero de algunas naciones, como Estados Unidos, ha disminuido significativamente. Esto pone en riesgo no solo los avances logrados, sino también los esfuerzos futuros para abordar la demanda insatisfecha de planificación familiar.

Aunque se han logrado importantes avances, aún es demasiado pronto para considerar resuelto el problema del crecimiento poblacional. Mantener e incluso ampliar las inversiones en planificación familiar será crucial para garantizar el desarrollo sostenible, mejorar la calidad de vida y responder a las necesidades de millones de personas en los países en desarrollo.

Referencia

RAND (1998). La planificación familiar en los países en desarrollo. Basado en el informe de Rodolfo A. Bulatao, The Value of Family Planning Programs in Developing Countries, RAND, 1998.